Estas ciruelas desecadas sin hueso de origen nacional son un buen remedio contra el estrés, el estreñimiento, la mala circulación o las enfermedades cardíacas debido a su alto contenido en antioxidantes, potasio, magnesio y fibra. En el proceso de secado todas estas propiedades se ven disparadas, ya que al contener mucha menos agua algunos compuestos multiplican hasta por cinco su nivel de concentración. Eso es precisamente lo que ocurre con la fibra. En 100 gramos de ciruelas desecadas encontramos alrededor de 16 gramos de fibra, una cantidad tan elevada que nos permite combatir problemas como el estreñimiento o las hemorroides de manera muy efectiva.
Esta concentración de nutrientes hace también que aumente de manera considerable el contenido en azúcar, por lo que su consumo está muy indicado para personas que realizan importantes esfuerzos físicos, como deportistas. Si 100 gramos de ciruelas frescas aportan unas 55 calorías, en el caso de las desecadas rondan las 240 calorías. No en vano el contenido de hidratos de carbono alcanza el 40% de su composición nutricional. En un tamaño pequeño las ciruelas pasas concentran una gran cantidad de energía, por lo que añadir un par de unidades antes de realizar deporte aporta vigor para afrontar con garantías cualquier tipo de ejercicio.
De hecho muchos expertos recomiendan que los deportista que realizan una actividad prolongada, como montañismo o ciclismo, lleven algunas ciruelas desecadas en la mochila para evitar desfallecimientos. Las ciruelas desecadas sin hueso de origen nacional también cuidan nuestro corazón gracias a su gran cantidad de antioxidantes (más de 20 compuestos). Si a esto sumamos sus altos niveles de potasio y magnesio encontramos un alimento rico en beneficios para nuestro organismo, ya que cuida el corazón, previene la retención de líquidos, ayuda al correcto funcionamiento de los músculos, previene la aparición de calambres, activa el cerebro y el sistema nervioso y combate el estrés, entre otras propiedades.